#EnPrimeraPersona #TuFasPaper | Blog de Lidón Pozo Santamaria, técnica de proyectos sociales del Ayuntamiento de Castelló de la Plana y vecina de Castelló de la Plana. Cooperante técnica, en el ámbito de fortalecimiento empresarial y social con enfoque de género, durante un mes, mediante el proyecto “Especialista Municipal Voluntario/aria” del Fons Valencià per la Solidaritat, en la “Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González”, junto con el GAD Municipal de Biblián (Ecuador)

Me llamo Lidón. Soy Trabajadora Social por vocación, y desde hace más de 17 años ejerzo mi profesión en el Ayuntamiento de Castelló de la Plana. En el año 2016 decidí especializarme en el campo de la Cooperación Internacional para el Desarrollo, cursando el Máster de Cooperación al Desarrollo en la universidad de mi ciudad (UJI).

Un día, al abrir el correo de mi trabajo, recibí un mail del Fons Valencià per la Solidaritat (“Asociación de Ayuntamientos y Mancomunidades de la Comunitat Valenciana que suma esfuerzos y recursos para la erradicación de la pobreza y trabaja por la igualdad de oportunidades mediante la cooperación internacional y la educación para el desarrollo” y del que es socio mi Ayuntamiento). En ese mail informaban sobre unas plazas de “Especialista Municipal Voluntario/a” para llevar a cabo durante un mes un voluntariado técnico en proyectos de cooperación que se están llevando a cabo en Ecuador y Bolivia. Recuerdo claramente mi emoción conforme iba leyendo, y esa voz interior que se alza fuerte e ilusionada cuando te sientes alineada y conectada con una propuesta con la que resuenas. Tuve claro que quería presentar mi candidatura, que quería vivir esa experiencia.

Fui seleccionada para la plaza “Especialista en Género y Empoderamiento Femenino”. Mi destino: Ecuador, más concretamente un pequeño municipio andino llamado Cantón de Biblián. Mi campo de trabajo, la “Cooperativa de producción artesanal Padre Rafael González”, formada por mujeres artesanas tejedoras de sombreros de paja toquilla.

Desde ese día todo empezó a girar en torno a ese mes que iba a estar viviendo y trabajando como cooperante en Ecuador ¡Qué alegría y qué ilusión!

Participé en la formación organizada por el Fons durante un fin de semana con el resto de compañeros y compañeras de otros Ayuntamientos y Mancomunidades de la Comunitat Valenciana que habían sido seleccionados y seleccionadas para otras plazas. Fue muy enriquecedor y enseguida se generó ese vínculo entre nosotros y nosotras. Cada persona con un destino diferente pero un objetivo común.

Mi salida a terreno fue del 14 de julio al 15 de agosto de 2023. Mi viaje: Castelló- Valencia- Madrid- Quito- Cuenca- Azogues- Biblián. Un territorio, hasta ahora, desconocido para mí iba a convertirse durante un mes en mi hogar, y así fue desde el primer momento.

Mi día a día durante ese mes fue un regalo. Intenso, lleno de retos profesionales y personales. Gratificante, enriquecedor y lleno de agradecimiento a cada paso que daba por la oportunidad que me daba la vida, de poder estar allí, desarrollando mi trabajo en un contexto diferente, aportando, cooperando, sumando sinergias que se quedan en la piel para siempre.

Los técnicos del Fons, siempre pendientes desde España de todo lo que pudiera necesitar, mi agradecimiento especial a Toni Gisbert. Así como, por la contraparte, el GAD Municipal del Cantón de Biblián, los cuales vinieron a recogerme al aeropuerto y me facilitaron un lugar donde vivir, manutención y todas aquellas cuestiones prácticas del día a día que necesitara. Tener como contraparte una administración local, me ha dado la oportunidad de conocer otras formas de organización de Ayuntamiento, que en Ecuador llaman Municipalidad.

Pero si tengo que hacer una mención especial, es a todas esas mujeres de manos fuertes y corazón generoso que me hicieron un sitio entre ellas, en su cooperativa, desde el primer momento. Desde aquí, una vez más: ¡Gracias a mis queridas mujeres artesanas!

La cooperativa de las mujeres artesanas fue un proyecto que se puso en marcha hace 8 años gracias al Fons Valencià per la Solidaritat y al entonces alcalde del municipio, qué conocedor de la situación de la falta de reconocimiento del saber artesanal ancestral que llevaban a cabo las mujeres artesanas tejedoras de los sombreros de paja toquilla, lanzó una propuesta al Fons para que se creara una Cooperativa para dignificar y reconocer el trabajo de estas mujeres llevaban a cabo.

Desde entonces hasta ahora, la Cooperativa y sus mujeres han tenido que hacer frente a diferentes retos, siempre apoyadas por el Fons y por la Municipalidad de Biblián.

El proyecto ha pasado por varias fases, y en el momento en el que he estado yo, tenía como objetivo principal trabajar con las mujeres para que se apropiaran de su Cooperativa y su fortalecimiento interno para que a medio plazo soltasen la mano de “papá y mamá” y empezar a caminar solas. Empezar a sentar los pilares internos para que la cooperativa y sus mujeres ganaran autonomía, disminuyendo su dependencia con el Fons y la Municipalidad.

La realidad es que existían amenazas externas y debilidades internas que necesitaban ser miradas, acompañadas y trabajadas. Un contexto externo de inestabilidad por cambios políticos y técnicos que evidentemente estaban afectando a la Cooperativa. También existían algunos conflictos internos entre algunas socias de la cooperativa que ponía en riesgo la cohesión grupal y organización interna necesaria para el buen funcionamiento de la Cooperativa y sobre todo había necesidad de trabajar la autoestima y el empoderamiento de sus mujeres para que sintiesen que son muy capaces de liderar su Cooperativa.

Mi trabajo principal estuvo centrado en ellas, en las mujeres artesanas de la cooperativa. Todos los días iba a la cooperativa, organizamos sesiones grupales donde trabajamos temas como la comunicación, la autoimagen, la autoestima, el liderazgo, la responsabilidad, la resolución de conflictos, etc.

Desde la primera sesión estuvieron abiertas a participar, aprender, aportar y eso facilitó mucho el trabajo y que este fuese efectivo. Desde el primer día se fue creando un vínculo entre nosotras que fue creciendo durante ese mes.

Pudimos diagnosticar y tomar conciencia de las debilidades, dificultades, potencialidades y oportunidades que tenían.

Hicimos un gran trabajo juntas. Un mes pasa rápido cuando hay tantos retos a los que hacer frente, sin embargo, un mes de trabajo diario también es intenso y efectivo. Me fui satisfecha por lo que habíamos podido avanzar juntas.

Esto es como cuando cocinas algo que quieres que tenga sustancia. No es algo inmediato. Necesita su tiempo. Buenos ingredientes, cocción lenta y mucha paciencia y acompañamiento.

También compartimos juntas algún que otro momento de ocio, como cuando me pidieron que las acompañara en el desfile de las fiestas de cantonización representando a su cooperativa y decidí darles una sorpresa y acudir vestida de cholita, el traje tradicional de las mujeres indígenas ¡recuerdo sus caras de sorpresa y alegría al verme llegar!

O el día en el que, con motivo de la visita del Presidente y del Gerente del Fons, nos invitaron a comer a la Cooperativa y asaron un chanchito.

Cuando trabajas en contextos culturalmente diferentes al tuyo, los códigos culturales, costumbres y tradiciones es algo que siempre se tiene que contemplar, ya que de no hacerlo obviaríamos una parte importantísima de la realidad de esa comunidad y lo más importante de como la interpreta, la siente y la vive. Respetarlo y ponerlo en valor es parte del trabajo del cooperante, de su inmersión en la comunidad.

Ahora, de vuelta a mi país, a mi ciudad, a mi contexto conocido de trabajo, me doy cuenta de lo que ha sido salir de la zona de confort y formar parte de otra realidad. Cuánto he aprendido, cuánto he podido aportar. De lo importante que es crear estas relaciones entre países, municipios, técnicos y técnicas, entre personas de realidades y contextos tan diferentes. Este es el poder de la Cooperación Internacional para el Desarrollo, que suma en todas direcciones, que existe aprendizaje y desarrollo para todas las partes. Además, en este caso, aterrizándola en la realidad más cercana a las personas, su municipio, su territorio.

Emocionada, agradecida y con la experiencia aún en proceso de integración, vuelvo a mi rutina, sintiendo que esto sigue su propio proceso y aún falta tiempo para que pueda llegar a ser consciente de lo que ha supuesto para mi profesional y personalmente.

Lidón Pozo Santamaria