#EnPrimeraPersona #TuFasPaper | Blog de Xavier de Pascual i Soler, responsable de Gestión y Administración del Centro de Turismo de la Diputació de València y vecino de Bocairent. Cooperante técnico, en el ámbito del turismo, durante un mes, mediante la XI Edición del proyecto “Especialista Municipal Voluntario/a” de 2024 del Fons Valencià per la Solidaritat, en la ciudad de Sucre (Bolivia), junto con la contraparte local Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD).

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Eduardo Galeano.

No puedo negar que llevaba ya algunos años con el “gusanillo” de presentar mi solicitud para poder participar algún año en el proyecto Especialista Municipal Voluntario/a (EMV) del Fons Valencià per la Solidaritat, pero todos los años acababa buscando excusas y diciendo el mismo: “algún año será, que este año no puede ser”. Incluso, desde mi trabajo, he participado en la difusión del proyecto entre técnicos de ayuntamientos y mancomunidades de la provincia, pero parecía que nunca era momento para mí.

Este año, pero, era diferente. Había 10 plazas de turismo y alguna de ellas me atraía mucho. Encontraba que este año era el año. Así, solo salió la convocatoria, analicé las plazas por asistencias técnicas en materia turística y comuniqué a mi entorno más próximo (trabajo, familia y amistades) que iba a solicitar mi participación en EMV 2024, y que, si me seleccionaban desde el Fons, necesitaba la complicidad de todos y todas. Y así lo hice y así fue (tengo que agradecer enormemente a mis compañeros y compañeras de trabajo su apoyo y su implicación para que pudiera participar en EMV 2024, como el apoyo y ánimos de mi familia y de mis amistades).

Hasta que salió publicada la resolución y me comunicaron que me habían seleccionado para ir en Sucre a hacer una asistencia técnica relacionada con Rutas Gastronómicas en el Departamento de Chuquisaca. Incluso me pellizcaba porque no me lo podía creer, pero era ya una realidad, y desde de entonces empezó todo.

Cerrar las fechas de la asistencia con la contraparte, participar el fin de semana de formación que organiza el Fons con el resto de compañeros y compañeras que han participado en el programa EMV 2024 (¡y qué suerte compartir experiencia con tantos buenos y buenas profesionales, y sobre todo con personas tan increíbles!). El camino avanzaba con el resto de planificación: vacunas, planificación de la asistencia técnica, conocer la ciudad y el entorno donde tenía que ir, dejar aquí todo lo más claro posible (a nivel personal y laboral, sobre todo), preparar maletas, emisión de billetes de tren y vuelos, etc. hasta que llegó el día del viaje de ida a Sucre el lunes 29 de julio.

Tengo que confesar que he sido un afortunado en todos los trayectos del viaje de mi asistencia, porque lo he hecho siempre en compañía de alguna compañera cooperante del Fons:

A la llegada al aeropuerto de Sucre, el día 30 de julio, nos esperaba un bloqueo en los accesos y principales cauces de comunicación de Sucre –igual que como en el resto de las principales ciudades de Bolivia- como consecuencia de los problemas de abastecimiento de diésel para el transporte público. Este bloqueo supuso algún contratiempo en mi llegada a Sucre, haciendo el trayecto con distintos medios desde el aeropuerto: taxi, a pie, moto, taxi, coche particular y, nuevamente, a pie, hasta que finalmente llegaba al Hostal Santa Teresa, la que sería mi casa durante mi asistencia técnica, situado justamente junto a las oficinas de la Dirección de Turismo del Gobierno Autónomo Departamental (GAD) de Chuquisaca. Tengo que decir que desde el primer día a la llegada al aeropuerto de Sucre conté con el apoyo imprescindible de Grover Murillo, técnico de la Dirección de Turismo del GAD de Chuquisaca (la entidad para la que se he realizado la asistencia técnica, en colaboración con el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD)), así como con Saida Duque también ha estado en contacto desde antes de salir de España y hasta mi vuelta a casa, como también con el apoyo desde la distancia de Toni Gisbert, técnico del Fons.

Sucre es una ciudad que enamora, cautiva y “te atrapa” desde el minuto 1. La ciudad (sobre todo el centro histórico), la historia que respira la localidad, la gente (su gente), la gastronomía, la artesanía y las tradiciones, la cultura, etc. Tengo que decir, como dije públicamente en la presentación del resumen del trabajo realizado durante la asistencia técnica, un mes después de mi llegada a la ciudad y al Departamento de Chuquisaca y ya en la distancia (física y geográfica, que no emocional), que me considero ya de hecho un “Sucreño” y “Chuquisaqueño” más.

Los primeros días fueron días de cambios: la ciudad, el horario, la comida, las costumbres, los procedimientos de trabajo, los horarios de trabajo, etc. pero despacio fui acostumbrándome rápidamente a todo, y en pocos días dejé de despertarme cada día a “la hora mágica”: las 3 de la madrugada (hora boliviana).

Con el paso de los días, fui configurando un esquema/estructura de la propuesta que quería presentar cuando acabara mi asistencia técnica, a partir del análisis de distinta documentación que me facilitaron desde el GAD de Chuquisaca (Dirección de Turismo) y de otras fuentes que estuve estudiando, analizando y valorando. Con las semanas, tuve la oportunidad de conocer también representantes del empresariado local y departamental, además de personal de otras direcciones del GAD de Chuquisaca, como la de producción agroalimentaria, que sería clave en la planificación de las visitas técnicas en el territorio. Había estado leyendo y escribiendo mucho sobre la importancia del Ají, el producto más “chuqisaqueño”, puesto que tenía que centrar la mayor parte de mi tiempo y mi trabajo en definir una propuesta para articular una Ruta Turística-Gastronómica alrededor del Ají y su importancia en los municipios del Departamento de Chuquisaca: La Ruta del Ají de Chuquisaca.

Desplazarse por el territorio, conocer la importancia de la producción, transformación y comercialización del Ají en los municipios de Chuquisaca, poder probar los platos elaborados con Ají (pollo picante, mondongo, fritanga, mixto picante, papas picantes, etc.) y hacerlo además en lugares populares como son los “Patios de Comidas” en Villa Serrano o a la “Sección de Comidas” que hay a muchos de los mercados, como el de Padilla o en lugares tradicionales como son las “Picanterías” de la ciudad de Sucre (donde tuve la suerte de razonar con la fundadora de la picantería Doña Irma-Dª Irma Reynolds La Torre), además de poder razonar con pequeños productores de Ají de distintos municipios, visitar la Planta de Transformación de Ají del municipio de Alcalá donde trabajan 17 personas, la mayoría mujeres, fue clave en la hora de acabar de definir la propuesta que finalmente presenté en Sucre y ante los responsables de la Secretaría de Turismo del Gobierno Autónomo Departamental (GAD) de Chuquisaca la mañana del 22 de agosto.

Las últimas semanas, junto con Grover Murillo, el compañero técnico del GAD de Chuquisaca, mantuvimos reuniones con los representantes de la Federación de Empresarios Privados de Chuquisaca (FEPCH) y de la Cámara de Industria y Comercio de Chuquisaca (CAINCO), para explicarles la propuesta y solicitarles su apoyo y adhesión al proyecto de La Ruta del Ají de Chuquisaca, como también me reuní con cocineros y cocineras de picanterías y lugares de comidas especializadas en la elaboración de platos tradicionales con Ají, con empresas de transformación y comercialización del Ají y también con personal técnico de turismo/cultura de algunos de los municipios propuestos para la Ruta, con los que he mantenido reuniones presenciales, telefónicas y nos hemos cruzado también correos electrónicos. La propuesta en la que he estado trabajando durante mi asistencia técnica es una propuesta de Ruta Turístico-Gastronómica del Ají de Chuquisaca, por lo cual ha estado esencial conocer la oferta y el potencial turístico de los municipios de Chuquisaca que pueden formar parte de la Ruta, definiendo por cada uno de ellos una ficha básica sobre los datos principales en materia turística y sobre la importancia del Ají de cada municipio implicado en La Ruta.

Las semanas avanzaban rápidamente y la asistencia técnica iba combinándose con fines de semana de turismo, para conocer el potencial turístico de Sucre y del Departamento de Chuquisaca (quiero dar las gracias especialmente a Jimena y a Vero, como también a Grover y a Carolina, con los que he compartido buena parte de las visitas y excursiones turísticas los fines de semana). Y quiero destacar también este aspecto del proyecto EMV, que te da la flexibilidad de aprovechar el tiempo de los fines de semana para conocer bien el territorio o para descansar; en mi caso para descubrir, conocer, disfrutar de Sucre y de Chuquisaca: Sucre, Tarabuco, Yotala, y también del Departamento de Potosí, donde conocí Uyuni y su impresionante Salar y la sorprendente ciudad de Potosí. Conocer el territorio, conocer la artesanía y la gastronomía, las costumbres y tradiciones, la historia, etc. han sido también clave a la hora de definir la propuesta final con que finalizaba mi asistencia técnica.

Al final, una experiencia vivida con intensidad, que me ha marcado en lo personal y en lo laboral, y que me sirve también para mejorar como persona y como profesional del turismo, con nuevas visiones, distintas perspectivas y formas de gestionar y planificar el turismo de un territorio, pero que, además, ha supuesto una experiencia de fortalecimiento personal. Si tuviera que resumir en pocas palabras diría: “Sucre, Chuquisaca, Bolivia, una tierra que enamora una gente que te toca el “coret” (“corazoncito”, en valenciano)”.

No sé si el trabajo realizado -y los materiales entregados- servirán para poner en marcha La Ruta del Ají de Chuquisaca. Lo que sí que sé es que espero haber ayudado a dar un paso más en un proyecto sobre el que ya se había trabajado previamente, y que a partir de ahora tiene que continuar avanzando para acabar configurando una Ruta Gastronómica de referencia, en cuanto al Turismo Gastronómico en Sucre y Chuquisaca, y que ayude a posicionar turísticamente a los municipios de Chuquisaca, contribuyendo a la vez a consolidar la ciudad de Sucre como un referente gastronómico del Ají de Chuquisaca, principalmente a través de los mercados, picanterías y restaurantes de la ciudad que desde hace décadas tienen como referentes gastronómicos los platos elaborados con Ají de Chuquisaca. Yo he tratado de aportar mi “granito” para que el proyecto continue avanzando y para que algún día, espero que más pronto que tarde, los y las turistas que visiten Sucre y los municipios de Chuquisaca, puedan recorrer esta Ruta.

El periodo de mi asistencia técnica ha finalizado, pero mi vinculación con este proyecto y con el Departamento de Chuquisaca se mantendrá mientras sea posible, justamente en un momento histórico para Sucre, Chuquisaca y todo el país de cara a 2025: el bicentenario de la independencia y el nacimiento del país.

No puedo acabar esta pequeña reflexión sin agradecer a todas las personas que de una o de otra manera han hecho posible mi participación en esta maravillosa experiencia profesional y personal: ¡GRACIAS INFINITAS!

Y a todas las personas que en algún momento os habéis planteado presentar solicitud para participar en el proyecto EMV y todavía no lo habéis hecho: os animo a que dais el paso, de verdad que no os arrepentiríais.

Xavier de Pascual i Soler

La XI Edición del proyecto de cooperación técnica “Especialista Municipal Voluntario/a” del año 2024 del Fons Valencià per la Solidaritat cuenta con la cofinanciación de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Gobierno de España, y con las colaboraciones de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) y de la Confederación de Fondos de Cooperación y Solidaridad (CONFOCOS), de la cual forma parte el Fons Valencià.