#EnPrimeraPersona #TuFasPaper | Blog de Daniel Monteagudo García, profesor de coro de la Unión Musical de Paiporta y vecino de València. Cooperante técnico, en el ámbito de la música, durante un mes, mediante la XI Edición del proyecto “Especialista Municipal Voluntario/a” de 2024 del Fons Valencià per la Solidaritat, en el municipio de Santiago de Chiquitos (Bolivia), junto con la contraparte local Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD).
Fue un concierto solidario de música coral en el que participé el que me descubrió el proyecto de “Especialista Municipal Voluntario/a” (EMV) desarrollado por el Fons Valencià per la Solidaritat. La cooperante enviada el año anterior, Ana Bort, contó durante la tarde su vivencia como técnica asistente en la escuela de música de Santiago de Chiquitos, Bolivia. Esta señal fue suficiente para mí para postularme como candidato a la cooperación técnica como maestro de coro y canto en dicha escuela. Tras un giro del destino, la plaza que no me había sido asignada cayó en mis manos: no necesité pensarlo y acepté.
La preparación para el viaje incluyó formación por parte del Fons a las personas seleccionadas de EMV, durante un fin de semana, así como de reuniones con diversos miembros, entre ellos Toni Gisbert por parte del Fons, la contraparte boliviana Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (CEPAD) y la directora de la Escuela de Música de Santiago de Chiquitos Doña Kathrin Whitacre, con los que acordamos el marco de necesidades y objetivos de la asistencia.
Así fue que el 28 de julio partí junto con mi compañera Paula hacia Bolivia. No tenía ninguna expectativa. No me había generado ninguna imagen, prejuicio o idea preconcebida, pues la realidad, con frecuencia, dista mucho de lo que nos imaginamos (espóiler: así fue).
Tras aterrizar en Santa Cruz, dormir escasas horas y reunirnos con CEPAD, puse rumbo de 6 horas de trayecto a Santiago de Chiquitos.
Rápidamente, me adapté a la experiencia de vivir allí. Dormía en el convento de la iglesia como único invitado. Comía en casa de “Doña Magdalena” en compañía de otros huéspedes. Observé la realidad, nivel y situación de la Escuela de Música y del Hogar de San Francisco, un orfanato para chicas las cuales también participaban de la actividad del coro, y me puse a trabajar rápidamente con su alumnado, así como con el profesorado encargado de este.
El legado jesuita parece estar presente aún 300 años después de su aparición en aquellas tierras. La música, ese lenguaje universal, corre por las venas de los numerosos niños y niñas y personas adultas del pueblo que por allí han pasado, y cobra el sentido más importante de su existencia: expresar, transmitir, comunicar, conectar.
Bien es cierto que los estilos de vida difieren de los nuestros. Allí el día es eterno. La vegetación obligada. Las noches más oscuras y a la vez más iluminadas. Lo específico se difumina y se torna a su esencia: el camino: para llegar; la casa: para resguardar; los animales: para acompañar y para comer; la muerte: para aceptar, y la vida: para vivirla.
El mundo relajado (¡qué no sin dificultades!) en medio de la Chiquitanía rompe totalmente nuestras estructuradas mentes europeas y nos despoja de los méritos que, fuera de nuestro pequeño mundo y sus normas sociales, carecen de sentido.
La vida tiene un color diferente. Las comunicaciones se cortan. El agua no llega. Los incendios (provocados) envenenaron el aire y forzaron la cancelación del Festival de Temporada de Música Misional y Teatro de la Chiquitanía. Los medios de transporte se paralizan por falta de gasolina. La comida depende en gran parte de la temporada. El papel higiénico se compra por rollo y el champú en bolsitas de plástico individuales. La basura se quema en los márgenes de los caminos de tierra color teja y los restos orgánicos sirven de alimento a gallinas, caballos y perros que campan libres. Las parabas y tucanes comen cocos y papayas, y los niños y niñas (la infancia) trabajan junto a sus padres y madres en el horario que sea necesario. La educación es elemental y los sueños y ambiciones llegan (solo) hasta dónde uno conoce.
Todas estas realidades desafiaron la tarea de desarrollar un proyecto y un plan pensados y organizados desde fuera de su realidad. La capacidad de adaptación y resolución fue y es imprescindible en una asistencia técnica y un voluntariado de este tipo. La realidad se come nuestra ficción.
Y a pesar de todo, la sonrisa nunca se borró. El constante trato familiar y agradable te hace sentirte parte de un clan. Las normas cívicas y de cortesía se imponen como muestra de buena voluntad y educación. La religión da la esperanza de un mejor mañana y la palabra compartir nunca había cobrado tanto sentido: dar lo que uno tiene y necesita, no lo que a uno le sobra.
La música está tan presente en Santiago de Chiquitos que parece que se haya impregnado en su genética. Dónde no hay agua a partir de las 18:00 h, hay un violín para una niña de 10 años. Dónde no hay progenitores ni familia cercana, hay familia en cantar y salir a hacer un concierto. Todavía resuenan en mis oídos los saludos de “Buen día, profe”.
El resumen de la experiencia a nivel personal y profesional es indescriptible. El voluntariado es sorprendente en todos los sentidos, pero hay algo que creo que es fundamental saber a la hora de hacer uno: este tipo de colaboraciones empiezan siempre mucho antes de que llegue la oportunidad. Uno ya lo tiene en su cabeza y en su forma de vivir el día a día. Antes de ir yo ya había llegado.
Tal y como finaliza una de sus canciones tradicionales diré: A mi Santiago quiero volver.
Daniel Monteagudo García
La XI Edición del proyecto de cooperación técnica “Especialista Municipal Voluntario/a” del año 2024 del Fons Valencià per la Solidaritat cuenta con la cofinanciación de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Gobierno de España, y con las colaboraciones de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) y de la Confederación de Fondos de Cooperación y Solidaridad (CONFOCOS), de la cual forma parte el Fons Valencià.